El balance entre la tecnología y los juegos tradicionales
Sin duda, a remontándonos décadas atrás, la tecnología ha sido de ayuda para el cuidado de los niños, si, recuerda tus tiempos viendo caricaturas en la TV, cuando tu mamá lavaba los platos y te ves de repente repitiendo la misma historia. Se dijo que el televisor era la “mejor nana” para los niños, y si, en su tiempo marcó una pauta, pero aún existiendo el juego preferido de los niños era salir a la calle a jugar con sus amigos, vecinos de la misma edad que compartían gustos y pasatiempos.
Esos tiempos, parecen estarse extinguiendo con la aparición y el auge del internet y los dispositivos móviles que han llegado a reemplazar la televisión, la computadora e incluso los juguetes.
Analizando el paso del tiempo y abriendo los ojos a lo que la tecnología brinda a los niños, definitivamente tiene un lado sumamente positivo, pero hay muchas cosas que se pierden cuando los niños pasan mucho tiempo frente a la pantalla, cuando cambian por completo el juego recreativo tradicional por los juegos digitales, por eso es importante como adulto, maestro o padre de familia coscientizarnos, para lograr un equilibrio y salir de la zona de confort que da, el “mantener entretenido” a un niño con un celular.
De entrada, me queda claro que, tienen muchos beneficios los teléfonos móviles y las tabletas, que si, tienen juegos que ayudan a desarrollar habildades para los chicos, pero el tema aquí es, ver realmente cuantas horas del día, del fin de semana o de los momentos libres pasan frente a estos aparatos…
Los tiempos cambian, eso es inevitable, y la misma transición ocurrió al llegar la televisión, la computadora, los primeros celulares, los video juegos de consola, los portátiles, los reproductores portátiles de música, etc, etc… y en su tiempo todos fueron causales de “distracción” en quienes los utilizaban sin equilibrio… ¿cuál es el común denominador? Precisamente la falta de equilibrio entre ambas actividades.
¿Cómo puedo saber si se ha perdido el equilibrio?
- Dejan de interactuar con la familia: Si bien es cierto que, hay familias “muégano” (este es otro tema) hay tiempos de convivencia familiar, dígase la hora de la comida, la cena o alguna salida en fin de semana. Pueden establecerse reglas internas en donde en momentos específicos no se permita el hacer uso de los teléfonos, pues creo que a nadie le gusta platicar con una persona que está viendo una pantalla ¿ó si?
- No sociabilizan, o conocen otras personas de manera convencional. Si, sabemos que hoy en día muchas citas y amistades se dan por medio de las redes sociales, lo cual tambien es peligroso (y tenemos una vertiente de más temas), pero al dejar de salir con los amigos, conocer mas personas en los lugares a los que frecuentan, o simplemente las salidas se terminaron por no dejar de ver una serie, un juego, una red social… el equilibrio está en serios problemas.
- Hablan poco, los niños y jóvenes son ansiosos, les encanta platicar su día, lo que ha resultado importante o maravilloso para ellos, pueden hacer un monólogo de horas contando sus emociones y su día, al menos, así lo recuerdo yo en cabeza propia, me gustaba acompañar a mis tías a hacer la comida así platicaba todo lo importante de la semana por ejemplo, era divertido, no había un celular vibrando con conversaciones de manera digital, era presencial, es algo que creo se ha ido perdiendo, pues el contacto con las personas se ha convertido en meramente digital, se ha hecho prioritario atender las notificaciones que una plática presencial 100% con amigos… ¿cierto?
- Se vuelven sedentarios. El hecho de permanecer mucho tiempo en el asiento, de no moverse de lugar, no solamente puede resultar contraproducente a nivel social sino también en temas de salud, es aquí cuando vemos que salir a patinar, andar en bicicleta, jugar bebeleche y otros juegos tradicionales han quedado atrás, dudo mucho que los niños que pasan mucho tiempo tras una pantalla se conviertan en bailarines o deportistas, yo creo que no es así pues su prioridad está invertida, se vuelven sedentarios prefieren estar cómodamente en un sillon, cama o donde sea pero jugando en el celular o charlando de manera digital incluso con el vecino que tienen enfrente, razón para creer que en definitiva el equilibrio quedó atrás.
- ¿Sabías que la vista se cansa y puede dañarse? Claro! Al estar fija en el dispositivo y tenerlo tan de cerca, ya que, normalmente el ojo alterna la visión de cerca y lejos, sucede también durante la lectura, pero a diferencia de los libros los cambios de color y brillo que tiene la pantalla puede tener algún efecto sobre la vista, por lo que no se aconseja el abuso de del uso de los dispositivos móviles.
- La imaginación deja de volar, al engancharse con un mismo juego, serie, o actividad se pierden la oportunidad de jugar algo nuevo, no en el mismo celular sino de manera presencial por lo que la imaginación es utilizada menos.
- Se pierde el contacto directo, si, la oportunidad de aprender del medio en el que se encuentran mediante el contacto y experiencias reales, tangibles que son mucho más valiosas que las digitales y esto sucede porque a través de una pantalla se tiene la posibilidad de ver diferentes entornos, pero definitivamente de manera digital, no es igual que disfrutar de manera real y en vivo.
Aunque tenemos presente que la tecnología tiene muchísimas ventajas y cosas positivas, lo que también es cierto es que algunas vivencias no pueden realizarse a través de una pantalla, la interacción con otras personas definitivamente no es la misma que con un juego tradicional en donde puedes compartir emociones. También es cierto que existen juegos especiales para tratar algunas discapacidades y problemas de aprendizaje, en un uso moderado y supervisado el uso de los celulares y tabletas es perfecto y ayuda al niño a involucrarse con la tecnología propia de la era en que está creciendo. Pero debemos tener en cuenta los inconvenientes del uso excesivo y prolongado y enseñarles a dar entrada a otro tipo de juegos, dejando claro, el egoísmo de “dejarlos entretenidos” para crear en ellos un equilibrio.
Referencia: Bebés y más